viernes, 29 de marzo de 2024

El nuevo templo


¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz. Marcos 15.29–30

Aquí vemos una expresión más de abuso que los líderes judíos lanzaron contra Jesús mientras estaba suspendido en la cruz. Se referían a su enseñanza en el templo, y esas palabras merecen que meditemos hoy en ellas.

El punto de comienzo es la actitud respetuosa de nuestro Señor hacia el templo como casa de Dios. Por supuesto, él conocía la historia de Israel. Estaba familiarizado con la secuencia de acontecimientos desde el tabernáculo en el desierto, el primer templo construido por Salomón, el segundo templo que comenzó a construirse después del exilio en Babilonia, hasta el templo de Herodes que todavía estaba en proceso de construcción en aquellos días. En cada de uno de esos edificios había un santuario interior, el Lugar Santísimo, en el que podía verse la gloria shekinah, símbolo de la presencia de Dios. Es decir, Dios habitaba en medio de su pueblo, y el templo era el centro de su vida espiritual.

Pero Jesús quedó pasmado ante la profanación de sus contemporáneos hacia el templo, al usarlo como una sede de comercio. La casa de oración se había convertido en cueva de ladrones. Jesús hizo algo más que purificar el templo; predijo su destrucción y su remplazo. ‘Destruid este templo’, dijo, ‘y en tres días lo levantaré’ (Juan 2.19). Sus oyentes confundieron por completo el sentido de esas palabras. Protestaron diciendo que el templo de Jerusalén había estado en proceso de construcción durante cuarenta y seis años, ¿cómo pretendía él reconstruirlo en tres días? La declaración parecía absurda. Pero Juan explica en su Evangelio que Jesús estaba refiriéndose a la resurrección de su cuerpo, el cual se convertiría en un nuevo templo, en el centro de una nueva comunidad mesiánica. En el futuro, cuando al menos dos o tres de sus discípulos se encontrarán en su nombre, él estaría en medio de ellos, dice Mateo 18.20.

Los contemporáneos de Jesús no olvidaron sus declaraciones. Los testigos falsos las repitieron ante el sanedrín. Y mientras Jesús estaba en la cruz, los sacerdotes se burlaron de aquella profecía sobre un nuevo templo. El viejo templo fue destruido en el año 70 d. C., pero la comunidad mesiánica del Jesús resucitado es el nuevo templo, el lugar donde habita por medio de su Espíritu (ver 1 Corintios 3.16).

viernes, 22 de marzo de 2024

Notas principales de Génesis


I. Nombre
«Génesis» procede de una palabra griega que significa «principio» o «generación». Génesis es el libro de las generaciones o principios. Hay diez generaciones anotadas en el libro: los cielos y la tierra (2.4); Adán (5.1); Noé (6.9); Sem (11.10); Taré (11.27); Ismael (25.12); Isaac (25.19); Esaú (36.1); y Jacob (37.2). Como el semillero para la Biblia entera, Génesis narra para nosotros los trascendentales comienzos del universo, la historia humana, la civilización, el pecado, la salvación, el sacrificio, el matrimonio y la familia.
II. Autor
Hay consenso general en reconocer que Moisés es el autor de los cinco primeros libros de la Biblia, llamado «el Pentateuco» (del griego penta, «cinco» y teucos, «el estuche donde se guardaban»). Porsupuesto, Moisés no vivía cuando ocurrieron los hechos de Génesis, pero el Espíritu le guió al escribirlos (2 P 1.20–21). Cristo creyó que Moisés escribió los libros que se le asignan (véase Jn 5.45–47) y eso es suficiente autoridad para nosotros.
III. Propósito
Al leer Génesis no se puede dejar de notar que los primeros once capítulos son generales y sin muchos detalles; mientras que el resto del libro, empezando con el capítulo 12, pormenoriza la vida de cuatro hombres: Abraham, Isaac, Jacob y José. Como notará en nuestro bosquejo sugerido de Génesis, la primera sección (1–11) trata de la humanidad en general y explica el origen del hombre y del pecado, mientras que la segunda (12–50) se refiere a Israel en particular. Esto sugiere que el propósito del libro es explicar los comienzos del hombre y su pecado, e Israel y el plan divino de salvación. Es más, uno de los temas clave en Génesis es la elección divina. Empezamos con «los cielos y la tierra», pero entonces Dios decide relacionarse con la tierra, no los cielos; el tema desde allí en adelante es el programa de Dios en la tierra. Habiendo escogido la tierra, Dios ahora pasa por alto a los ángeles (incluso a los ángeles caídos) y opta por vincularse con el hombre. De entre los muchos hijos de Adán, Dios selecciona a Set (4.25). De los muchos descendientes de Set (Gn 5), escoge a Noé (6.8), y de la familia de Noé, elige a Sem (11.10), Taré (11.27) y por último a Abraham (12.1). Abraham tiene muchos hijos, pero Isaac es la simiente escogida (21.12).Isaac tiene dos hijos, Jacob y Esaú, y Dios escoge a Jacob para que sea el que recibe su bendición.
Todo esto revela la elección de la gracia de Dios. Ninguna de estas personas merecen escoger el honor; como es cierto en los verdaderos creyentes, su elección resultó plenamente de la gracia de Dios. Junto con la gracia de Dios que elige, Génesis ilustra el maravilloso poder y providencia de Dios. El hombre desobedecería y dudaría de Dios, sin embargo Él regiría e impondría su autoridad para cumplir sus propósitos. Si su programa hubiera fallado en Génesis, no podría haber nacido el Mesías en Belén siglos más tarde.
IV. Génesis y Apocalipsis
Los principios que aparecen en Génesis tienen su cumplimiento en Apocalipsis. Dios creó los cielos y la tierra (Gn 1.1) y un día creará un nuevo cielo y una nueva tierra (Ap 21.1). Satanás primero atacó al hombre (Gn 3), sin embargo será derrotado en su ataque final (Ap 20.7–10). Dios hizo las tinieblas y la luz (Gn 1.5), pero un día no habrá más noche (Ap 21.23; 22.5). No habrá más mar (Gn 1.10; Ap 21.1) y se quitará la maldición de la creación (Gn 3.14–27; Ap 22.3). Dios sacó al hombre del jardín (Gn 3.24), pero el pueblo de Dios será bienvenido al paraíso celestial (Ap 22.1ss), y el árbol de la vida se le restaurará al hombre (Ap 22.14). Babilonia será destruida (Gn 10.8–10; Ap 17–19) y el juicio prometido sobre Satanás se cumplirá (Gn 3.15; Ap 20.10).
V. Cristo en Génesis
De acuerdo a Lucas 24.27, 44–45 Cristo se halla «en todas las Escrituras». A continuación constan una pocas de las referencias a Cristo en Génesis.
1. El Verbo creador: Génesis 1.3; Juan 1.1–5; 2 Corintios 4.3–7
2. El postrer Adán: Romanos 5; 1 Corintios 15.45
3. La simiente de la mujer: Génesis 3.15; Gálatas 3.19; 4.4
4. Abel: Génesis 4; Hebreos 11.4; 12.24
5. Noé y el diluvio: Génesis 6–10; 1 Pedro 3.18–22
6. Melquisedec: Génesis 14; Hebreos 7–10
7. Isaac, el hijo de la promesa: Génesis 17; Gálatas 4.21–31 (Isaac pinta a Cristo en su nacimiento milagroso, su disposición para morir, su «resurrección» [Heb 11.19], y al tomar una esposa. Por supuesto, Jesús en realidad murió y resucitó de los muertos. En Isaac estos sucesos sólo fueron simbólicos.)
8. El Cordero: Génesis 22.7–8; Juan 1.29
9. La escalera de Jacob: Génesis 28.12ss; Juan 1.51
10. José: Génesis 37–50 (Rechazado por sus hermanos; amado del Padre; sufriendo injustamente; exaltado a reinar. Los hermanos de José no le reconocieron la primera vez que le vieron de nuevo, pero sí la segunda vez. Así será con Israel en el reconocimiento de su Mesías.)