viernes, 8 de febrero de 2019

La unicidad de Dios

 Creemos que hay un solo Dios que se ha manifestado al mundo en distintas formas a través de las edades y que especialmente se ha revelado como Padre en la creación del universo, como Hijo en la redención de la humanidad y como Espíritu Santo derramándose en los corazones de los creyentes. Este Dios es el creador de todo lo que existe, sea visible o invisible, eterno, infinito en poder, Santo en su naturaleza, atributos y propósitos y poseyendo una Divinidad absoluta e indivisible; es infinito en su inmensidad, inconcebible en su modo de ser e indescriptible en su esencia; conocido completamente sólo por sí mismo, porque una mente infinita sólo ella puede comprenderse a sí misma. No tiene cuerpo ni partes y por lo tanto está libre de todas las limitaciones. “El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Deuteronomio 6:4; Marcos 12:29). “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios… (1 Corintios 8:5,6).

El Antiguo Testamento Enseña Que Hay Un Sólo Dios


La expresión clásica de la doctrina de un solo Dios se halla en Deuteronomio 6:4. “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” Este versículo de las Escrituras ha venido a ser la declaración de fe más distintiva e importante para los judíos. Ellos lo nombran el Shema, tras la primera palabra de la frase en el hebreo, y lo citan con frecuencia en el español como “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor.” Tradicionalmente, un judío devoto siempre intentaba hacer esta confesión de fe justo antes de morir.

En Deuteronomio 6:5, Dios siguió el anuncio del versículo anterior con un mandamiento que requiere una
completa creencia en amor hacia El como el único y sólo Dios: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.” Debemos notar la importancia que Dios pone en Deuteronomio 6:4-5. El manda que estos versículos sean colocados dentro del corazón (versículo 6), enseñados a los niños todos los dias (versículo 7), atados en la mano y en la frente (versículo 8), y escritos en los postes y las puertas de las casas (versículo 9).

Muchos otros versículos de la Escritura en el Antiguo Testamento afirman enfáticamente el monoteísmo
estricto. Los Diez Mandamientos empiezan con “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Exodo 20:3; Deuteronomio 5:7). Dios enfatizó este mandamiento por declarar que El es un Dios celoso (Exodo 20:5). En Deuteronomio 32:39, Dios dijo que no hay ningún otro dios con El. No hay otro como el Señor y no hay Dios fuera de El (II Samuel 7:22; I Crónicas 17:20). Solamente El es Dios (Salmo 86:10). 

Hay las declaraciones enfáticas de Dios en Isaías.


“Antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve” (Isaías 43:10-11).
“Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios” (Isaías 44:6).
“No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno” (Isaías 44:8).
“Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo” (Isaías 44:24).
“No hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo” (Isaías 45:6).
“No hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:21-22).
“Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí” (Isaías 46:9).
“Mi honra no la daré a otro” (Isaías 48:11; Véase también Isaías 42:8).
“Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra” (Isaías 37:16).

Hay solamente un Dios, quien es el Creador y Padre de toda la humanidad (Malaquías 2:10). En el tiempo del Reino Milenial, habrá solamente un Señor con un nombre (Zacarías 14:9).

En breve, el Antiguo Testamento habla de Dios en términos de ser uno. Muchas veces la Biblia llama a Dios el Santo (Salmo 71:22; 78:41; Isaías 1:4; 5:19; 5:24), pero nunca los “dos santos,” los “tres santos,” o los “muchos santos.”

El Nuevo Testamento Afirma Que Hay Un Solo Dios


Jesús enseñó Deuteronomio 6:4 enfáticamente, llamándolo el primero de todos los mandamientos (Marcos 12:29-30). El Nuevo Testamento presupone la enseñanza del Antiguo Testamento de un solo Dios y repite explícitamente este mensaje varias veces. “Porque Dios es uno, y él justificará” (Romanos 3:30). “No hay más que un Dios” (I Corintios 8:4). “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre” (I Corintios 8:6). “Pero Dios es uno” (Gálatas 3:20). “Un Dios y Padre de todos” (Efesios 4:6). “Porque hay un solo Dios” (I Timoteo 2:5). “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Santiago 2:19). Nuevamente, la Biblia le llama a Dios el Santo (I Juan 2:20). Hay un trono en el cielo y Uno está sentado en él (Apocalipsis 4:2).

En capítulos subsiguientes exploraremos el monoteísmo del Nuevo Testamento a más profundidad, pero los ántes mencionados versículos de las Escrituras son suficientes para establecer que el Nuevo Testamento enseña que hay un solo Dios.


Conclusión

Como hemos visto, ls Biblia enseña un monoteísmo estricto. El pueblo de Dios siempre se ha identificado con el mensaje de un solo Dios. Dios escogió a Abraham porque él estaba dispuesto a abandonar los dioses de su nación y de su padre y adorar al único Dios verdadero (Génesis 12:1-8). Dios castigaba a Israel cada vez que ella empezaba a adorar a otros dioses, y la adoración politeística fue una de las razones mayores por las cuales Dios finalmente la envió al cautiverio (Hechos 7:43).

El Salvador vino al mundo mediante una nación (Israel) y mediante una religión (el judaísmo) en la cual la gente se había purgado finalmente del politeísmo. Eran monoteístas del todo. Hoy en día, Dios todavía demanda una adoración monoteística a El. Los que estamos en la iglesia somos herederos de Abraham por la fe, y esta posición exaltada demanda que tengamos la misma fe monoteística en el Dios de Abraham (Romanos 4:13-17). Como cristianos en el mundo nunca debemos cesar de exaltar y declarar el mensaje de que hay solamente un Dios verdadero y viviente.

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